Los viajes son fuente de salud.
Viajar aumenta el bienestar, puede reducir el estrés, puedes tener momentos muy estresantes. Puedes aumentar tu adrenalina para que pocos minutos u horas después se alivie y sientas una oleada de felicidad, tranquilidad y bienestar.
Cuando estés en el lugar de destino disfrutando del sol y de la playa, de la montaña y la nieve, o de una ciudad desconocida, tus niveles de estrés se reducirán.
Al dejar atrás la rutina, el
cansancio y los pequeños o grandes problemas del día a día.
Tendrás unos minutos para ti y
los tuyos, y los problemas de la vida laboral, por ejemplo, quedarán muy atrás,
serán una pausa para que vuelvas con energías.
Rejuvenece tu cerebro
Porque el cerebro tiene la
facultad de rejuvenecer gracias a la adquisición de nuevos conocimientos y
experiencias. Es decir, cuanto más vivimos, si esas vivencias son de calidad,
rejuvenecemos, en vez de envejecer.
El motivo es que está
demostrado que, ante acontecimientos nuevos, las neuronas crean nuevas
conexiones, es decir, nuevas rutas. De ese modo favorecemos la creación de más
neuronas y, además, encontrar nuevas formas de comprender, resolver problemas,
conocer, comunicar… esas nuevas conexiones son nuevas rutas de la cognición.
También, solo el hecho de
hablar un nuevo idioma, conocer otras palabras o bien, crear un mapa mental de
una zona que no conocíamos, estimulan nuestro cerebro.
La idea final es que viajar
vuelve a nuestro cerebro más plástico, más adaptable.
De hecho, la Sociedad Española
de Neurología (SEN) ha explicado que estos beneficios son útiles incluso para
aquellos que ya han comenzado una enfermedad neurológica.
Estimula el sistema
inmunológico
Así es, si quieres mejorar tu
sistema inmune, reserva un vuelo y un hotel. El motivo es sencillo; cada vez
que viajamos a un lugar nuevo, nuestro cuerpo percibe que su atmósfera, por
ejemplo, es muy diferente, y se adapta. Es una forma de poner a nuestro cuerpo
en nuevas situaciones y pedirles que le haga frente cuanto antes.
De ese modo lo estimulamos y
lo preparamos para cualquier ataque generando los anticuerpos necesarios. Lo
mismo puede ocurrir, si cambiamos de clima, humedad, fauna o flora con la que
nos encontramos, gastronomía… En todo el viaje nuestro cuerpo está activándose
y evolucionando.
Aunque por supuesto, recuerda
que si viajas a un lugar lejano deberás informarte acerca de las vacunas
pertinentes.
Te brinda felicidad por mucho
tiempo
Si, viajar es bueno para la
salud fundamentalmente porque nos da felicidad. Y un motivo muy importante de
que viajar sea fuente de felicidad, son los buenos recuerdos.
Es decir, cuando viajamos
somos felices durante esos instantes, que pueden ser horas, días o semanas.
Igual que cuando comemos, compramos algo que nos interesa, pasamos tiempo con
amigos o familiares queridos…
Esto nos permite no solo ser felices durante, sino también después. Por ejemplo, explicando nuestro viaje a familiares, hablándolo con nuestra pareja, viendo algunos souvenirs o fotografías…
Es decir, los viajes, a diferencia de las compras, dan placer a largo plazo.
1. Ganamos perspectiva vital, viajar nos ayuda a relativizar a y a enfocar con mejores lentes nuestra vida.
2. Rompemos viejas y negativas hábitos de pensamientos. Las rigidices y estrecheces de mente que solemos tener en nuestra vida pueden romperse en pedazos gracias a los nuevos estímulos con los que nos encontramos
3. Nos encontramos con nosotros mismos. Al estar más en contacto con nosotros mismos, nos descubrimos y comenzamos a darnos cuenta de lo que es importante en nuestra vida.
4. Vivimos al máximo nuestro presente y dejamos de angustiarnos por nuestro pasado o preocuparnos por nuestro futuro. Viajar es mindfulness en estado puro
5. Activamos fortalezas psicológicas como la mente abierta o la curiosidad, claves para poder cambiar, ser felices y realizarnos en la vida
6. Nos relaja y nos desactiva de nuestro estrés diario. Viajar son potentísimos paréntesis en nuestra vida que nos oxigenan y nos “recargan las pilas”.
7. Nos vuelve más tolerantes y flexibles. Con nosotros mismos, con los demás, con otras culturas…
8. Aumenta las emociones positivas, incluida la poderosa ilusión de antes del viaje.
9. Nos enfrentamos a nuestros miedos. Viajar es el mejor antídoto contra la preocupación y miedos.
10. Afianzamos relaciones. Cuando viajamos con alguien, la relación comparte muchas experiencias intensas y puede salir muy reforzada.
Fuente: internet
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