El origen del llavero nos lleva hasta el 2000 a.C en el antiguo Egipto. Fue por aquel entonces cuando surgieron las primeras cerraduras y llaves, que se fabricaban en madera.
Si bien es cierto que los primeros mecanismos antiguos y rudimentarios se remontan a China, fue en Egipto donde se perfeccionó el llavero, de ahí que se les atribuya su origen.
Las primeras versiones eran simplemente una especie de palo tallado en madera con un diseño sencillo, pero funcional. Estos llaveros contaban con un orificio pequeño en uno de los extremos, donde se podía introducir una especie de cuerda o tela fina para llevar la llave colgada, por ejemplo, de la muñeca o el cuello.
Por lo tanto, podríamos decir que los primeros llaveros apenas eran un trozo de cuerda. Pero más que el material en sí, lo que importa es el propio invento, su funcionalidad, porque efectivamente permitían llevar la llave para no perderla.
No obstante, por aquel entonces el llavero no tenía la importancia que tiene hoy. De hecho, los romanos perfeccionaron el diseño de las llaves, apostando por el ojo y el paletón, para poder llevar la llave colgada del dedo, a modo de anillo. De esta forma, no necesitaban crear un llavero.
La historia del llavero cambió con “el sereno”
Con el paso de los años apareció esta necesidad, sobre todo cuando apareció el sereno, un vigilante nocturno del pueblo que custodiaba las llaves de todas las casas. Cuando un vecino quería entrar en su casa gritaba “serenoooo…”, y acudía con el gran manojo de llaves para abrir.
Para poder llevar varias llaves juntas, necesitaba un llavero. Fue a partir de ahí cuando se empezó a normalizar el uso de una anilla para agrupar las distintas llaves.
Desde el sereno hasta hoy, el llavero es muy popular
En la actualidad hay quienes utilizan un llavero para llevar una única llave. Sin embargo, permite llevar varios juegos de llaves encima, lo que hace que sea muy práctico para quienes tienen distintas llaves.
Fuente: Internet
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